¿Quién no ha soñado alguna vez con tener un Miata? ¿Y con tener un Corvette? Pues hace poco conocimos a un apasionado del mundo de la mecánica y el motor que ha cogido esos sueños, los ha juntado y los ha hecho realidad. Tranquilo, no los ha partido por la mitad y ha hecho un engendro “Miavette”. Ha hecho algo mucho mejor, ha convertido un Mazda MX-5 NB en un monstruo de corazón americano, pero a un nivel que posiblemente no haya llegado nadie. Ante ustedes petrolheads, el swap de Miata LS1.
El Mazda MX-5 es un icono del automovilismo, por su sencillez y a la vez fantástica dinámica de conducción, pudiendo pasártelo como un enano por un módico precio. ¿Pero qué pasa cuando has tenido un deportivo americano, y quieres que su sustituto sea más bestial? Que le sacas las tripas y se las pones a algo más ligero y manejable. Eso es lo que decidió Borja, un simpático loco que un día se decidió a transformar un Miata en una máquina de levantar asfalto.
La historia del coche comienza cuando su cuerpo le pide algo más que un Corvette C6 LS3. Ni corto ni perezoso decide que el mejor sustituto será algo más ligero a lo que hacerle un swap de algo más bestia. El Mitsubishi Evo con 620 CV que tenía no era un buena opción en el sur de Florida por el calor, ya que soplaba a 2,5 bares y en circuito duraría un asalto. La primera opción fue un Honda S2000, pero las medidas no habrían cuadrado. Entonces se fijó en el roadster japonés, barato, sencillo, apetecible y lo mejor, con un sorprendente espacio para meter un V8 sin demasiados problemas, al menos a priori.
Tras hacerse con la cobaya con ruedas tocaba decidir de donde sacar el V8 y lo mejor, cómo montarlo.
La opción más clara parecía los otros locos de California, Flyin’Miata, especialista en swap de V8 para MX-5. Pero cobran 30.000 dólares por ponerle el motor. Y punto.
Descartado. No quería un coche que en la primera maniobra de aceleración doblara el chasis, partiera un eje o le mandara a una caja de pino sin ninguna oportunidad. Plan B, un donante. Un pobre Corvette C5 siniestrado hizo las veces de capitán de policía para convertirse en Robocop versión automóvil.
Motor, centralita, cableado, transmisión y cambio recibieron una nueva vida pasando del desvencijado americano al futuro renacido japonés. La combinación eriza los pelos solo de pensarla.
Estos proyectos llevan su tiempo, y si no que nos lo digan a nosotros con el Mini. Al igual que nosotros, los fines de semana se convirtieron en días de duro trabajo para sacar adelante el proyecto más “macanudo” que hayamos visto. Todo lo ha hecho él. Bueno, con la inestimable ayuda de su pareja. Sin duda, un trabajo así se lleva mucho mejor con una mujer a tu lado que te quiere y te ayuda a cortar, lijar, apretar y aflojar. ¡Quién tuviera un mujer así! Un año trabajando codo con codo hasta que por fin, la pequeña bestia japo-americana vio la luz de Florida.
Hubo que reforzar el bastidor, fabricar un subchasis delantero tubular, poner un radiador de aluminio nuevo para refrigerar semejante bicho si no querían una barbacoa. El interior es totalmente nuevo, forrado en alcántara, con asientos baquet, refuerzos del chasis, una jaula anti-vuelco y un volante nuevo, que al principio carecía de dirección asistida, pero era un suplicio y se la tuvieron que poner cuanto antes. El motor refrigerará bien, pero el aire acondicionado aún no ha llegado.
El aspecto de este Miata V8 necesitaba un cambio, y lo mejor era un kit de ensanche especial, pero no encajaba bien, así que se lo tuvieron que adaptar, creando un hard-top y dándole ese alerón de cola de pato.
Correr, corre que se las pela con esa barbaridad bajo el capó. 1160 kilos de peso, 100 más que cuando estaba de serie, y una potencia de 345 CV. Os podéis imaginar la brutal sacudida al acelerar con 520 Nm de par en el eje trasero. El paso por curva malo no será cuando el reparto de pesos es de 51-49 y se le han calzado unas gomas de 275 de ancho atrás y 245 delante.
Para parar al monstruito se han montado discos ventilados delante y rayados detrás, manteniendo el tamaño de las pinzas originales.
Cuando quedamos para conocer a máquina y creador, el sonido era demoledor al aproximarse, ese gorgoteo en parado y la musicalidad descomunal de los 8 cilindros trabajando a pleno ritmo al acelerar. Bendita sea América. Para no mermar ni una pizca del motor, el escape lo había hecho artesanal con 3 pulgadas de diámetro con doble salida y silencioso Magnaflow. Más modificaciones: diferencial autoblocante de otros modelos de GM, palieres a medida y árbol de transmisión en aluminio a medida.
Después de que algo haya crecido en vuestros pantalones ante semejante creación muchos os preguntaréis, ¿cuánto se ha dejado en sobornos para homologar al Miata V8? Pues bien, lo que cuesta una homologación en EE.UU (¿En España se puede homologar un Swap tan bestia? Mira, lo hemos hecho) ya que allí lo construyó, y donde por supuesto la leyes no son tan cab@%nas como aquí. Al volver a España tan sólo tuvo que incluir el coche en las propiedades que cambiaban de domicilio, pasar una ITV especial y ya podía hacer rugir su V8 delante de las autoridades con todo legal.
Nos confesó que en su poder tienen un motor V8 LS7 de 7.0 litros, pero que es tan bestial el empuje que tiene ahora mismo el coche, que hay que ser tan fino con él para no quemar goma cada dos por tres, que por ahora el corazón nuevo seguirá en su caja…
Sin duda poder ver esta maravilla sobre ruedas nos ha hecho seguir creyendo en nuestro proyecto. Gente como Borja y su pareja son un ejemplo de que con ganas, esfuerzo y tiempo, puedes conseguir el coche de tus sueños, o lo que es mejor, construírtelo tú mismo, porque los coches de verdad se hacen, no se compran. ¡Gracias amigo por compartir y enseñarnos tu imponente creación a todos los petrolheads!
Creador: B&B Mecánica (FB & Web)
Fotos: David Photocars (Página & Perfil)
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