Recordemos brevemente la historia de uno de los coches más rápidos, laureados, temidos y bonitos de toda la historia de la competición automovilística, el Porsche 917.
Quizás por el nombre no te diga nada, pero te aseguro que lo conoces, lo has visto muchas veces, te sonarán sus colores, su forma característica, incluso su exquisito sonido cuando veas el vídeo al final de este articulo. Es más, juraría que hasta has jugado un par de partidas en la “play” con él. Míralo, admíralo, aquí está.
Ferdinand Porsche invirtió 2 años de desarrollo en este coche, basándose fundamentalmente en los Porsche 908 y 910. En marzo de 1969 se presentaba el Porsche 917, que desde el primer momento causó furor, pues tenía un asombroso rendimiento, (y tiene, quien estuviese en Montmeló hace unos años lo comprobaría, pues uno de los 65 Porche 917 que todavía quedan estuvo allí) y una complicada conducción que hizo que muchos pilotos de primera línea se negaran a montarse en él. Algo completamente comprensible, pues hay que estar un poco loco para montarse en un bólido con una relación peso/potencia de 1.3 kg/cv (amigo, la del Bugatti Veyron es de 1.9 kg/cv) , ya que este misil tierra-tierra pesaba 800 kg y, gracias a un motor de inyección de 4494cc, 12 cilindros Boxer, 24 válvulas en V y una afinada ingeniería alcanzaba más de 520 CV, con versiones posteriores que soplaban más de 640cv. Se me hace el culo pepsi-cola.
¿Cómo consiguieron un monstruo de semejantes característica hace ya más de 40 años? Pues con imaginación, dinero (tuvieron un enorme gasto en su desarrollo, aparte de tener que construir 25 unidades para su inauguración en carrera) y uniendo dos motores del Porsche 911 de la época.
Este automóvil incluso consiguió que la FIA eliminara la categoría en la que competía, porque su dominio era un descaro absoluto…solo un par de cifras: en LeMans ‘71, alcanzó una punta de 396 km/h, con un 0-100 de 2.7 segundos. Abbbrrrr….
También hubo una versión exclusivamente para participar en la competición Can-Am entre los años 1970 y 1973. La Can-Am fue uno de los campeonatos más importantes del mundo en sus escasos 9 años de existencia. Los coches de Can-Am estaban agrupados en el grupo 7 de la FIA, en el que las limitaciones eran únicamente que los coches tenían que ser cabina descubierta, biplazas y motor cerrado. Claro, dale sólo estas limitaciones a este grupo de enfermos mentales de Porsche y ¿qué hacen? Pues meterle un turbocompresor, un par de tonterías más y conseguir un engendro mecánico de casi 1500 cv de potencia (WTF?!). Aún hoy esta versión se encuentra dentro de los automóviles más potentes jamás construidos para cualquier competición.
Pero un motor no es nada sin un cuerpo firme que lo sostenga, y afortunadamente, el 917 tenía un uno que no verías ni en un concurso de belleza. Se presentó un ligero chasis de aluminio que pesaba poco más de 45,4 kilogramos. Incluía una impresionante variedad de medidas de ahorro de peso como una palanca de cambios a partir de madera de balsa, aparte de una carrocería hecha de fibra de vidrio.
El coche ofrecía una serie de módulos traseros intercambiables, con más o menos carga aerodinámica, a elegir dependiendo del tipo de circuito en el que se iba a correr. Además, el Porsche 917 fué también famoso por haber tenido una rara variedad de esquemas de pintura, incluyendo los famosos colores “Gulf Oil”, así como «Pink Pig» y una versión psicodélica verde y violeta llamado «Car Hippie» , modelo que corrió con Martini Racing.
Vamos, no se habrán imitado esos esquemas de pintura desde entonces. Si hasta he visto Pandas pintados así, no me jod*s.
Decir que los comienzos no fueron demasiado buenos, pues era inestable y muy difícil de conducir (el piloto John Woolfe murió en las primeras versiones del coche en Le Mans), pero unos cuantos ajustes en la suspensión, la dirección y la adición de planchas de aluminio en la trasera para aumentar la carga aerodinámica dieron como resultado la versión 917K. A partir de ahí los éxitos (sobre todo en Le Mans) vinieron uno detrás de otro.
Eso no era un coche, era (y sigue siendo) un autentico avión caza-bombardero que aniquilaba a los rivales sin despeinarse.
Por último, y como a todos nos gustan más los vídeos que un tonto lápiz, te dejo un buen tributo a esta bestia parda, a este misil tierra-tierra de los 70, el Porsche 917. Ole.
PD: ¿Has ido ya al Museo Porsche?
¿Viste el Porsche 917 (bueno, réplica) que estuvo andando por el centro de Madrid en 2019? Pues fue todo gracias a nuestro compañero David Navarro, él tuvo la «culpa» :P